La mejor manera de
empezar el estudio de la Filosofía o entrarse en este fascinante mundo es a
través de un buen libro. No suelo recomendar ningún autor en especial, pero que
sea uno de Introducción a la Filosofía. Esto parecerá evidente, pero muchos se
aventuran a leer directamente una obra filosófica y les cuesta entender el
asunto que abordan. Incluso otras empiezan por una obra novelesca, pero si les
gusta la idea tampoco me parece equivocada. A mí me ayudaron mucho tres
autores: Mariano Artiga, Leonardo Polo y Tomás Melendo, todos de editorial
EUNSA. Pero tú puedes elegir el que quieras.
La explicación es muy sencilla. Un libro de Introducción, aparte de explicar lo que es la Filosofía,
también va definiendo algunos términos filosóficos, y esto es muy importante a
la hora de hacer Filosofía, porque algunos autores interpretan algunos términos
de manera muy peculiar y es preciso que el lector tenga algún conocimiento
semántico al respecto para evitar algunas confusiones. Por lo tanto, junto a un
buen libro introductorio, un Diccionario Filosófico a la mano sería perfecto.
Sería conveniente,
además, considerar otros aspectos del estudio sobre Filosofía, como el objeto
de reflexión, los métodos de indagación sobre la realidad y, finalmente, la
relación que se establece con los diferentes ámbitos de la vida. Y éste último
aspecto es el que quiero considerar con mayor atención. Es decir, tratar de
exponer cómo la filosofía tiene que ver con la vida de cada día y puede
aplicarse a cada situación que la misma vida nos plantea.
Cuando pienso en la
importancia de la Filosofía para la vida, no puedo dejar de considerar que
ayuda mucho a comprender el mundo en que vivimos y a las personas que lo
habitan, es decir, aparte de reflexionar sobre la realidad en sí y sobre los
seres humanos, no se queda en una actividad solamente intelectual, sino que
tiene una relación con la vida práctica. Y será muy fructuosa para el lector
que sepa aplicar esa relación a su propia vida.
En la actualidad
hay muchos que piensan que la Filosofía no tiene una importancia práctica y que
deberíamos dedicarnos a otras cuestiones de la vida y de la cultura.
Particularmente me causó mucha pena cuando en la década del 2000 se quitó la
asignatura de Filosofía de los Colegios o quedó diluida en algunas competencias que los alumnos debieran alcanzar. Se redujo al mínimo el pensamiento crítico y la Filosofía sólo se dejó para las Academias
Preuniversitarias porque algunas cuestiones de sus cuestiones eran tomadas en cuenta
en los exámenes de ingreso a la universidad. Menos mal que algunas Universidades sí la consideran dentro de las asignaturas formativas o de
Humanidades.
Tal vez tiene que
ver mucho con el método de enseñanza/aprendizaje que se empleaba en esos
momentos y que hacía ver a la Filosofía como algo secundario y hasta
innecesario. Pudo haber pasado que la Filosofía no llegaba bien a los alumnos,
o no salía bien de los profesores, y de eso sí tengo experiencia. Y lo más
lamentable era que lo más propio de la Filosofía como es la reflexión era lo
que menos se hacía.
Por último,
considero que debemos aprender de los personajes o autores filosóficos que
buscaron responder a las cuestiones de la vida o del contexto vital que les
tocó afrontar. Por eso, más allá que hacer un recorrido exhaustivo de la
Historia de la Filosofía, lo que intento hacer es presentar algunas
concepciones filosóficas que influyeron en mi vida, muchas veces sin darme
cuenta, y buscar que de alguna forma influyan también en la tuya.
-Philosodriver-
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